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El desarrollo económico de América Latina y sus principales problemas
Se trata de cuestiones serias, pero reflejan una respuesta en gran medida reactiva a los acontecimientos de la región. También existe la oportunidad de un cambio de paradigma positivo en las relaciones hemisféricas tras la pandemia, que sitúe los lazos entre Estados Unidos y América Latina en una base más estratégica para responder a los retos del siglo XXI.
El gobierno de Biden está bien posicionado para aprovechar el momento y presentar una nueva visión de compromiso en la Cumbre de las Américas trianual, de la que Estados Unidos será anfitrión el próximo año. Esa visión, que puede seguir abordando las cuestiones que más preocupan a Estados Unidos, incluiría idealmente también una agenda de futuro elaborada con los líderes regionales y centrada en el restablecimiento del crecimiento económico, la respuesta al cambio climático y otras preocupaciones globales, y la creación de oportunidades para los pueblos de América Latina. Al dar este paso, será importante disipar el excesivo pesimismo que impregna las perspectivas estadounidenses sobre la región.
La transformación política de América Latina desde los años 90 ha sido profunda. Es ahora la región del mundo con la mayor proporción de gobiernos elegidos democráticamente fuera de Europa y Norteamérica. La transferencia pacífica de poder entre puntos de vista políticos a menudo radicalmente diferentes suele producirse sin incidentes graves. La aparición de gobiernos populistas en la región no ha alterado fundamentalmente esta realidad hasta ahora.
Historia de América Latina
La cooperación bilateral se interrumpió para 8 países latinoamericanos de mayor renta, a saber, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Panamá, Uruguay y Venezuela a partir de 2014. Venezuela y los países afectados por la crisis de Venezuela se benefician desde 2018 de apoyo humanitario y de emergencia.
El compromiso de la UE con el proceso de integración regional centroamericano es de gran alcance y se articula a través del Acuerdo de Asociación entre la UE y Centroamérica. Se apoya el desarrollo regional en áreas prioritarias, teniendo en cuenta las contribuciones ofrecidas por la UE a los países centroamericanos tanto de forma bilateral como a través de los países miembros de la UE.
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A medida que se suceden las crisis en América Latina, el optimismo sobre el giro de la región hacia el mercado y el gobierno democrático a mediados de la década de 1990 ha dado paso a una gran preocupación. La mayoría de las noticias económicas y políticas de los últimos tiempos han sido desalentadoras: el colapso económico de Argentina y el posterior impago de su deuda, las amenazas de impago en Uruguay y Brasil, las huelgas y el estancamiento en Venezuela, y las protestas, a menudo violentas, contra las duras medidas económicas en Ecuador y Bolivia. Incluso Chile, supuestamente el “tigre” de América Latina, tiene previsto crecer sólo un 2,5% en 2003, con un desempleo del 9,5%, el más alto de las dos últimas décadas. Los males sociales y económicos de larga data -las tasas de desigualdad más altas del mundo, junto con la elevada incidencia de la pobreza, la violencia, la delincuencia y la corrupción- siguen afectando a la región.
¿Cómo afectará la crisis financiera a una región que ya sufre la fatiga de las reformas? ¿La disminución del apoyo público a las políticas de mercado se traducirá en un apoyo a alternativas radicales? ¿La frustración erosionará la fe de los individuos en el progreso futuro, para ellos mismos y para sus hijos? ¿La disminución del bienestar individual conducirá a un mayor malestar social y político? Intentamos arrojar luz sobre estas cuestiones basándonos en un análisis del Latinobarómetro, una encuesta de opinión pública de ámbito regional que explora las percepciones de los encuestados y otras medidas de bienestar más amplias que los simples criterios de renta.
Desafíos para América Latina en el siglo XXI
En 2016, la población de América Latina es de 633 millones de personas[5] y el producto interior bruto total de América Latina en 2015 fue de 5,3 billones de dólares. Las principales exportaciones de América Latina son productos agrícolas y recursos naturales como el cobre, el hierro y el petróleo. En 2016, la economía latinoamericana se contrajo un 0,8% después de un 2015 estancado[6]. Morgan Stanley sugiere que esta caída de la actividad económica es una combinación de los bajos precios de las materias primas, la fuga de capitales y la volatilidad de los mercados de divisas locales[7]. El Fondo Monetario Internacional sugiere que las condiciones externas que influyen en América Latina han empeorado en el período comprendido entre 2010 y 2016, pero mostrarán crecimiento en 2017[8].
Históricamente, América Latina se ha basado en las exportaciones, siendo la plata y el azúcar los motores de la economía colonial. La región sigue siendo una importante fuente de materias primas y minerales[9] Con el tiempo, los países latinoamericanos se han centrado en los esfuerzos para integrar sus productos en los mercados globales[9] La economía de América Latina se compone de dos sectores económicos principales: la agricultura y la minería. América Latina tiene grandes extensiones de tierra que son ricas en minerales y otras materias primas[9]. Además, los climas tropicales y templados de América Latina la hacen ideal para cultivar una variedad de productos agrícolas[9].
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