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Política fiscal contractiva
La política contractiva es una medida monetaria que se refiere a la reducción del gasto público -en particular del déficit- o a la reducción del ritmo de expansión monetaria por parte de un banco central. Es un tipo de herramienta macroeconómica diseñada para combatir el aumento de la inflación u otras distorsiones económicas creadas por los bancos centrales o las intervenciones gubernamentales. La política contractiva es el polo opuesto a la política expansiva.
Las políticas contractivas tienen como objetivo impedir posibles distorsiones en los mercados de capitales. Entre las distorsiones se encuentran la alta inflación derivada de la expansión de la oferta monetaria, los precios desmesurados de los activos o los efectos de exclusión (crowding-out), en los que un aumento de los tipos de interés provoca una reducción del gasto de inversión privado que amortigua el aumento inicial del gasto de inversión total.
Aunque el efecto inicial de la política contractiva es la reducción del producto interior bruto (PIB) nominal, que se define como el producto interior bruto (PIB) evaluado a los precios actuales del mercado, suele dar lugar en última instancia a un crecimiento económico sostenible y a ciclos económicos más suaves.
Efectos económicos de la política fiscal
En economía y ciencias políticas, la política fiscal es el uso de la recaudación de ingresos del gobierno (impuestos o recortes de impuestos) y el gasto para influir en la economía de un país. El uso de los gastos de los ingresos del gobierno para influir en las variables macroeconómicas se desarrolló como reacción a la Gran Depresión de los años 30, cuando el anterior enfoque de laissez-faire de la gestión económica se volvió inviable. La política fiscal se basa en las teorías del economista británico John Maynard Keynes, cuya economía keynesiana teoriza que los cambios en los niveles de impuestos y de gasto público influyen en la demanda agregada y en el nivel de actividad económica. La política fiscal y la política monetaria son las estrategias clave utilizadas por el gobierno y el banco central de un país para avanzar en sus objetivos económicos. La combinación de estas políticas permite a estas autoridades fijar como objetivo la inflación (que se considera “saludable” en un nivel del orden del 2% al 3%) y aumentar el empleo. Además, está diseñada para intentar mantener el crecimiento del PIB entre el 2% y el 3% y la tasa de desempleo cerca de la tasa de desempleo natural del 4%-5%[1]. Esto implica que la política fiscal se utiliza para estabilizar la economía en el transcurso del ciclo económico[2].
Efectos de la política monetaria expansiva
La política fiscal se refiere al uso de las políticas de gasto e impuestos del gobierno para influir en las condiciones económicas, especialmente las macroeconómicas, incluyendo la demanda agregada de bienes y servicios, el empleo, la inflación y el crecimiento económico.
La política fiscal se basa en gran medida en las ideas del economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), quien sostenía que las recesiones económicas se debían a una deficiencia en los componentes del gasto de los consumidores y de la inversión empresarial de la demanda agregada. Keynes creía que los gobiernos podían estabilizar el ciclo económico y regular la producción económica ajustando el gasto y las políticas fiscales para compensar las carencias del sector privado.
Sus teorías se desarrollaron en respuesta a la Gran Depresión, que desafiaba los supuestos de la economía clásica de que las oscilaciones económicas se autocorregían. Las ideas de Keynes fueron muy influyentes y condujeron al New Deal en Estados Unidos, que supuso un gasto masivo en proyectos de obras públicas y programas de bienestar social.
En la economía keynesiana, la demanda agregada o el gasto es lo que impulsa el rendimiento y el crecimiento de la economía. La demanda agregada se compone del gasto de los consumidores, el gasto de inversión de las empresas, el gasto neto del gobierno y las exportaciones netas. Según los economistas keynesianos, los componentes del sector privado de la demanda agregada son demasiado variables y dependen demasiado de factores psicológicos y emocionales para mantener un crecimiento sostenido de la economía.
Política fiscal contractiva y política monetaria expansiva
Las políticas fiscales tienen un impacto significativo en el crecimiento económico, la estabilidad macroeconómica y la inflación. Los aspectos clave a este respecto son el nivel y la composición de los gastos e ingresos públicos, los déficits presupuestarios y la deuda pública. La disciplina fiscal
La disciplina fiscal es un elemento fundamental de la estabilidad macroeconómica. La necesidad de disciplina fiscal es aún mayor en una unión monetaria, como la zona del euro, formada por Estados soberanos que mantienen la responsabilidad de sus políticas fiscales. En ella
Además, el pacto fiscal (como parte del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria) prevé la aplicación de una norma de equilibrio presupuestario a nivel nacional y un mayor fortalecimiento de
La regla básica de la política presupuestaria consagrada en el Tratado es que los Estados miembros deben evitar déficits públicos excesivos. El cumplimiento de esta norma se examinará sobre la base de valores de referencia para el déficit público (3%)
En particular, sólo un exceso excepcional y temporal del déficit sobre el valor de referencia puede quedar exento de ser considerado excesivo, y sólo si se mantiene cerca del valor de referencia.
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