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Seguimiento de la política energética
Entre los progresistas preocupados por el cambio climático, pocas cuestiones provocan tanta ira como saber que los gobiernos siguen subvencionando los combustibles fósiles. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2017 estas subvenciones ascendieron a 5,2 billones de dólares anuales.
No se dan cuenta los gobiernos de que los combustibles fósiles están cocinando el planeta? La comunidad científica dice que estamos en una carrera desesperada contra el tiempo, pero las compañías de carbón, petróleo y gas aparentemente siguen teniendo sus narices profundamente en el comedero público.
La mayoría de las élites políticas piensan que las subvenciones a los combustibles fósiles deben desaparecer. Hace una década, los líderes del Grupo de los Veinte (G20) se comprometieron a “racionalizar y eliminar gradualmente” las ayudas gubernamentales al carbón, el petróleo y el gas, una decisión apoyada por importantes instituciones como el FMI y la Organización Mundial del Comercio (OMC). En una cumbre celebrada en mayo de 2019, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el “dinero de los contribuyentes” se utilizaba “para potenciar los huracanes, extender las sequías, derretir los glaciares y blanquear los corales”. En una palabra, para destruir el mundo”.
Energía y medio ambiente
El retoCada año se gastan miles de millones de dólares en subvenciones a los combustibles fósiles en todo el mundo, muchas veces la cantidad necesaria para, por ejemplo, lograr el acceso universal a la electricidad y la cocina limpia para 2030.
A menudo, las subvenciones a la energía benefician de forma desproporcionada a los grupos de mayor renta, al tiempo que desvían fondos públicos que podrían invertirse en sanidad, educación e infraestructuras. Son responsables del consumo excesivo de combustibles fósiles, obstaculizan las inversiones en energías renovables y eficiencia energética, y socavan los esfuerzos mundiales para alcanzar los objetivos del cambio climático.
El apoyo proporcionado por el servicio funciona en torno al Marco de Evaluación de la Reforma de las Subvenciones Energéticas (ESRAF), que reconoce que para lograr y mantener la reforma de las subvenciones energéticas se requiere un enfoque integral que tenga en cuenta el contexto de la economía política; analice los impactos ambientales, fiscales y domésticos de la reforma; y comunique los esfuerzos de reforma de manera eficaz.
Subvenciones energéticas
Entre los progresistas preocupados por el cambio climático, pocas cuestiones provocan tanta ira como saber que los gobiernos siguen subvencionando los combustibles fósiles. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2017 estos subsidios sumaron 5,2 billones de dólares anuales.
No se dan cuenta los gobiernos de que los combustibles fósiles están cocinando el planeta? La comunidad científica dice que estamos en una carrera desesperada contra el tiempo, pero las compañías de carbón, petróleo y gas aparentemente siguen teniendo sus narices profundamente en el comedero público.
La mayoría de las élites políticas piensan que las subvenciones a los combustibles fósiles deben desaparecer. Hace una década, los líderes del Grupo de los Veinte (G20) se comprometieron a “racionalizar y eliminar gradualmente” las ayudas gubernamentales al carbón, el petróleo y el gas, una decisión apoyada por importantes instituciones como el FMI y la Organización Mundial del Comercio (OMC). En una cumbre celebrada en mayo de 2019, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el “dinero de los contribuyentes” se utilizaba “para potenciar los huracanes, para extender las sequías, para derretir los glaciares, para blanquear los corales”. En una palabra, para destruir el mundo”.
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El Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo internacional que establece un marco multilateral para la cooperación transfronteriza en la industria energética. El tratado abarca todos los aspectos de las actividades comerciales de la energía, incluidos el comercio, el tránsito, las inversiones y la eficiencia energética. El tratado contiene procedimientos de resolución de litigios tanto para los Estados Partes en el Tratado (frente a otros Estados) como entre los Estados y los inversores de otros Estados, que han realizado inversiones en el territorio de los primeros[2].
Los laudos y las liquidaciones de los arbitrajes internacionales planteados por el incumplimiento de la ley del Tratado sobre la Carta de la Energía ascienden a veces a cientos de millones de dólares. En 2014, el caso Yukos, que duró casi 10 años, se resolvió a favor de los demandantes sobre la base del tratado, con un laudo récord de 50.000 millones de dólares.
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Bienvenid@s a Trenmadridalicante.es, soy Carlos de la Cerda Gutiérrez, copywriter.
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