Antiguo ejército macedonio
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Filipo II de Macedonia[2] (en griego: Φίλιππος Philippos; 382 – 21 de octubre de 336 a.C.) fue el rey (basileus) del reino de Macedonia desde el año 359 a.C. hasta su asesinato en el 336 a.C.[3] Fue miembro de la dinastía Argead de reyes macedonios, tercer hijo del rey Amyntas III de Macedonia, y padre de Alejandro Magno y Filipo III. El ascenso de Macedonia, su conquista y la consolidación política de la mayor parte de la Grecia clásica durante el reinado de Filipo II se logró en parte por su reforma del ejército macedonio, estableciendo la falange macedonia que resultó fundamental para asegurar las victorias en el campo de batalla. Tras derrotar a las ciudades-estado griegas de Atenas y Tebas en la batalla de Queronea en el 338 a.C., Filipo II lideró los esfuerzos para establecer una federación de estados griegos conocida como la Liga de Corinto, con él como hegemón elegido y comandante en jefe[4] de Grecia para una invasión planeada del Imperio Aqueménida de Persia. Sin embargo, su asesinato a manos de un guardaespaldas real, Pausanias de Orestis, dio lugar a la sucesión inmediata de su hijo Alejandro, que pasaría a invadir el Imperio Aqueménida en lugar de su padre.
Alejandro Magno
El concepto de “leyenda negra” recoge todas las acusaciones contra los “españoles”, los súbditos de las coronas de Aragón y Castilla, que circularon por Europa desde la Baja Edad Media y también en el Nuevo Mundo desde el siglo XVI. El término fue creado por Julián Juderías en 1913, y otros autores lo desarrollaron más. En aquella época en la que España parecía sufrir problemas internos y un complejo de inferioridad colectivo por la pérdida de los últimos restos de su imperio, se trataba de demostrar que durante siglos los enemigos nacionales y extranjeros habían hecho todo lo posible por arrastrar por el barro el glorioso pasado español.
Juderías escribió su obra en un momento en el que España se encontraba en una profunda crisis, no sólo por la pérdida de los últimos restos de su imperio en 1898 y 1899, sino también por los numerosos conflictos sociales existentes en el país. En 1909, estos últimos alcanzaron un clímax temporal en la llamada Semana Trágica, en agosto, durante la cual murieron muchas personas en enfrentamientos entre trabajadores y el ejército español en Barcelona y Cataluña. En un momento en el que la culpa de la decadencia de la potencia mundial española se atribuía únicamente a los enemigos exteriores, y la nación parecía sufrir un complejo de inferioridad colectivo, no era descabellado buscar una explicación a esta situación en los primeros siglos y demostrar que los enemigos internos y externos siempre habían tratado de arrastrar por el barro el pasado glorioso de España, minimizar los grandes éxitos de la historia española o incluso invertirlos en negativos. En su ensayo, Juderías concluía que desde el siglo XVI había existido una hispanofobia que postulaba a los españoles como intolerantes, brutales y fanáticos y demonizaba sus supuestas pautas de comportamiento negativas por razones propagandísticas. Así sonaba en palabras de Juderías:
Felipe II de Macedón
Nacido en Valladolid el 21 de mayo de 1527, el príncipe fue un niño inteligente y recibió una educación integral, lo que le convirtió en uno de los monarcas más eruditos de su tiempo. Desarrolló una pasión por el coleccionismo que se centró en los libros y los objetos de arte, pero que también se extendió a los instrumentos mecánicos y las reliquias.
En los primeros años de su vida, Felipe comenzó a mostrar rasgos de carácter que más tarde se acentuarían, como la introversión, la distancia emocional y la religiosidad extrema. Su sentido de identidad como monarca, inculcado desde la infancia y que constituía uno de sus rasgos más destacados, le impregnaba de un distanciamiento incluso hacia sus allegados. Su estilo de vida estaba dominado por su apego a la regularidad ritual del ceremonial: su rutina diaria debía ajustarse a un rígido protocolo y a un estricto horario. Daba mucha importancia a la salud y a la limpieza.
Felipe entró en la escena política muy pronto, cuando su padre aún vivía. En 1543, a la edad de dieciséis años, su padre Carlos, al que idolatraba, le entregó la regencia de las tierras españolas.
Carlos v
Filipo II no sólo fue el padre de Alejandro Magno, sino que en muchos aspectos también fue el padre de la increíble carrera de su hijo. Fue el padre que unificó Macedonia en la primera nación europea y que creó el ejército con el que su hijo conquistó el Imperio Persa e inauguró la Era Helenística.
Este volumen no es una biografía al uso, sino un examen de las principales controversias sobre su vida y su reinado. ¿Cómo transformó Filipo en unos veinte años un territorio dividido y poco más que una concepción geográfica en un estado nacional? ¿Cómo cambió la naturaleza misma de la antigua guerra occidental? ¿Cómo transformó esta región antes explotada en el amo del mundo griego?
Cada capítulo analiza una de las principales controversias académicas en torno a esta figura transformadora, aportando nueva claridad a la carrera de un hombre cuya reputación se ha visto tan ensombrecida por su ilustre hijo.
Edward M. Anson es profesor de Historia en la Universidad de Arkansas en Little Rock, Estados Unidos. Es autor o editor de cinco libros, entre ellos Eumenes de Cardia: Un griego entre macedonios (2004) y Alejandro Magno: Themes and Issues (Bloomsbury Academic, 2013).
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