¿Qué dice Platon y Aristóteles sobre la política?

En qué se diferenciaban Platón y Aristóteles en sus opiniones sobre el gobierno

El pensamiento de Platón representa una dimensión integral de la herencia clásica de la Europa moderna. Sus complejas y cambiantes nociones de identidad y diferencia, sus puntos de vista sobre la conexión entre el cuerpo y el alma, la pasión y la razón, y su propia valoración variable de la teoría de las Formas, refractada a través de la crítica de Aristóteles a todos estos conceptos, han sentado las bases de la lógica, la metafísica y la teoría política occidentales hasta los tiempos modernos. Sin embargo, a la hora de evaluar con precisión lo que el pensamiento europeo moderno debe a su herencia clásica, tenemos que enfrentarnos al obstinado hecho de que Platón y Aristóteles se opusieron tanto a las principales tendencias filosóficas y políticas del liberalismo moderno (empirismo, materialismo, pragmatismo, utilitarismo y las diversas formas de individualismo) como a los intentos teóricos más recientes (como la deconstrucción, el marxismo y el feminismo) de socavar esos dogmas liberales. Las posiciones de Platón y Aristóteles sobre casi todas estas cuestiones se concentran en sus respectivas críticas a la democracia.

La política de Aristóteles

Los escritos de Aristóteles carecen casi por completo del encanto del estilo, y de varios de ellos ni siquiera puede decirse que tengan el mérito de la claridad. En la Política, a menudo no podemos seguir el hilo de la argumentación; las frecuentes digresiones y los puntos de vista contradictorios que surgen nos resultan molestos y desconcertantes. No entendemos por qué el escritor se repite una y otra vez; por qué hace promesas que nunca cumple; por qué se refiere siempre a lo que ha precedido o a lo que sigue. A veces pasa de su propia línea de argumentación a la de su oponente; y luego vuelve de nuevo sin indicar que ha hecho un cambio de frente. Hay palabras y cláusulas que parecen estar fuera de lugar o, en todo caso, no estar debidamente subordinadas al resto del pasaje. Ninguna otra obra del genio es tan irregular en su estructura como algunos de los escritos aristotélicos. Y, sin embargo, este defecto de forma no ha impedido que ejerzan la mayor influencia sobre la filosofía y la literatura; las palabras a medias de Aristóteles se han convertido en leyes del pensamiento para otras épocas.

Filosofía política

La Política de Aristóteles es la segunda parte de un tratado del que la Ética es la primera parte. Se remonta a la Ética como la Ética se adelanta a la Política. Porque Aristóteles no separó, como solemos hacer nosotros, las esferas del estadista y del moralista. En la Ética ha descrito el carácter necesario para la vida buena, pero para él esa vida debe vivirse esencialmente en sociedad, y cuando en los últimos capítulos de la Ética llega a la aplicación práctica de sus indagaciones, ésta no se expresa en exhortaciones morales dirigidas al individuo, sino en una descripción de las oportunidades legislativas del estadista. La tarea del legislador consiste en crear una sociedad que haga posible la vida buena. Para Aristóteles, la política no es una lucha entre individuos o clases por el poder, ni un dispositivo para llevar a cabo tareas tan elementales como el mantenimiento del orden y la seguridad sin que se produzcan excesos en la libertad individual. El Estado es “una comunidad de bienestar en familias y agregaciones de familias en aras de una vida perfecta y autosuficiente”. El legislador es un artesano cuyo material es la sociedad y cuyo objetivo es la vida buena.

En qué tipo de gobierno creía Platón

Aristóteles, alumno de Platón, fue un prolífico investigador, profesor y escritor. Conocido en la Edad Media simplemente como “el Filósofo”, y llamado por Dante “el maestro de los que saben”, compuso hasta 200 tratados, de los que sólo tenemos treinta y uno. El suyo fue el primer esfuerzo por clasificar las áreas del conocimiento en disciplinas distintas, como la biología, la ética y la física.

La enseñanza política de Aristóteles está disponible en sus obras prácticas, principalmente en su Ética Nicomaquea, Política y Retórica. Estas obras no son simples tratados científicos, ya que las ciencias prácticas no se persiguen simplemente por el conocimiento, como las teóricas, sino también por los beneficios que se derivan de ellas. La ciencia política es la ciencia práctica por excelencia. Es la ciencia arquitectónica, sostiene Aristóteles, que se ocupa del bien humano, o de la felicidad, en general, y por tanto la que ordena todas las demás ciencias, como la medicina o la agricultura.

La ciencia práctica se ocupa de las cosas humanas, o de la acción humana, de la praxis, de los asuntos que son susceptibles de cambio. Las obras prácticas de Aristóteles proceden a través de exámenes dialécticos de las opiniones de diferentes hombres o grupos de hombres, y no como una deducción metafísica de la naturaleza o de la naturaleza humana.  El público de las obras son los ciudadanos y los estadistas, además de los filósofos. Aristóteles tampoco forja un vocabulario muy técnico y alejado de la vida política. De hecho, todos los términos de importancia en las obras prácticas pertenecen a la propia vida política. Dado que las cosas humanas son variables, no debemos esperar la misma precisión en la esfera práctica que en las ciencias técnicas o las matemáticas. La esfera práctica se refiere a las opiniones sobre lo que es justo, noble, bueno, ventajoso o perjudicial, cosas que son intrínsecamente controvertidas y sobre las que los hombres discrepan apasionadamente.