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Nuevos ferrocarriles argentinos
La privatización de los ferrocarriles en Argentina fue un proceso que comenzó en 1993 bajo la presidencia de Carlos Menem, tras una serie de reformas económicas neoliberales. Consistió principalmente en el desmantelamiento de la empresa ferroviaria estatal Ferrocarriles Argentinos (FA) y en la autorización para que las antiguas líneas fueran explotadas por empresas privadas en lugar del Estado. Esta política fue muy criticada y resultó catastrófica para los ferrocarriles argentinos, cuyo servicio empeoró significativamente en los años siguientes, con el cierre de líneas enteras y el deterioro irreparable de la infraestructura[1][2][3] La privatización fue finalmente revertida en 2015 con la creación de Nuevos Ferrocarriles Argentinos[4][5].
Desde la nacionalización de los ferrocarriles en 1948, durante la presidencia de Juan Perón, la red había sido operada por la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos (FA) que comprendía las seis divisiones relativamente independientes, Sarmiento, Mitre, Urquiza, San Martín, Belgrano y Roca.
Cuando el gobierno del presidente Carlos Menem asumió el poder en 1989, FA tenía un grave déficit económico, sin proyección de inversiones y con una elevada cantidad de cargas sociales adeudadas al Estado. La cantidad de servicios de carga había disminuido considerablemente entre 1970 y 1990, pasando de 13.500 millones de toneladas a 7.500 millones veinte años después, casi un 55% menos. La infraestructura y el material rodante estaban muy deteriorados, a excepción de la red central. La mayoría de las locomotoras y vagones se habían quedado obsoletos, por lo que los costes de mantenimiento también aumentaron. El objetivo era reducir el déficit de FA antes de llevar a cabo una importante reestructuración de la empresa.
Argentina ex presidente
El mundo está pendiente de Argentina estos días. Como líder de las reuniones del G20 este año, con la visita de innumerables personalidades de todo el mundo, Argentina está recuperando el papel de líder regional. Si bien las expectativas sobre el potencial futuro del país son altas, hay una aportación esencial que se está quedando atrás: las infraestructuras necesarias para facilitar la inversión y el crecimiento futuro.
La combinación de recursos públicos y privados puede maximizar el impacto del desarrollo en el sector de las infraestructuras de Argentina. Las asociaciones público-privadas (APP) pueden ser un vehículo para fomentar una mayor participación de los inversores en los proyectos de infraestructuras, ayudando a los gobiernos a gastar más y mejor, al tiempo que liberan fondos públicos para otros fines de desarrollo. Las APP, sin embargo, requieren una asignación eficiente de los riesgos entre las partes más adecuadas para manejarlos y mitigarlos. Cuando se hace correctamente, los usuarios y los contribuyentes pueden comprobar que las APP facilitan una mejor prestación de servicios de infraestructura. Los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) pueden ayudar a los gobiernos a optimizar los instrumentos de financiación pública para reducir el riesgo de los proyectos. El pasado mes de julio, en Hamburgo, los ministros de finanzas del G20 aprobaron los Principios de la Financiación del Sector Privado para dar a los BMD un marco común para aumentar la inversión privada en apoyo de los objetivos de desarrollo de los países.
Tren desde Buenos Aires
Existen numerosas oportunidades para aprender alemán en Argentina. Muchos institutos de enseñanza superior, tanto públicos como privados, ofrecen cursos de idiomas, sobre todo en las principales ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Además, muchas instituciones no universitarias ofrecen clases de alemán. El Instituto Goethe, por ejemplo, al ser el instituto cultural oficial de la República Federal de Alemania, es un reconocido centro lingüístico con sedes en Buenos Aires y Córdoba. Además, en los últimos años han surgido muchas escuelas de idiomas privadas, lo que supone otra opción para aprender alemán.
Mapa de los trenes argentinos
13 A lo largo de la década de 1930, los ferrocarriles de propiedad argentino-británica exigieron a las autoridades de Buenos Aires una relajación de las restricciones de control de cambios de Argentina y tipos de cambio más favorables para sus remesas a Londres, mano libre para resolver sus dificultades laborales y reducir sus gastos de trabajo, permiso para aumentar sus tarifas para compensar sus crecientes gastos de explotación y una política concluyente de coordinación del transporte para frenar la competencia automovilística. Aunque todas estas cuestiones eran importantes, por razones de brevedad este artículo se centra sólo en la última.
21 Véase un comentario de Robert Craigie en noviembre de 1932, FO 371 A7551/719/2; comentario manuscrito de un funcionario del Foreign Office fechado el 3 de marzo de 1933, FO 371 A1706/440/2; Vansittart al embajador Malbrán, Londres, 30 de diciembre de 1932, Ministerio de Relaciones Exteriores, Archivo Embajada Argentina en Londres (en adelante citado como MRE, Archivo Embajada), 1933, Caja 198.
35 Memorandum de John Vyvyan comentando la correspondencia entre Walter Runciman (Board of Trade) y Sir John Simon (Foreign Secretary), Londres, 19 Mar. 1935, FO 371 A 2873/418/2; Follet Holt a Troutbeck, Londres 16 Abr. 1935 y Follet Holt a Leguizamón, telegrama confidencial, Londres, 16 Abr. 1935, FO 371 A3162/418/2.
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