¿Qué política fiscal se implementa actualmente en México?

Entorno empresarial de México 2020

Desde 1994, el Banco de México (Banxico) es autónomo en la definición y ejecución de la política monetaria del país. Las decisiones de política monetaria tomadas por el Banco de México están orientadas a garantizar el poder adquisitivo del peso mexicano, con base en el control de la inflación y el monitoreo del tipo de cambio.

La política monetaria implementada por el Banco de México ha creado condiciones favorables para un crecimiento económico sostenido, alcanzando niveles de inflación estables y significativamente bajos. De acuerdo con el INEGI, a octubre de 2021 la tasa de inflación es de 6.24%.

Con base en el indicador ARA (Assessing Reserve Adequacy) del Fondo Monetario Internacional (FMI), que determina las necesidades de liquidez cambiaria de cualquier país, México se ubica en un nivel adecuado para respaldar su balanza de pagos internacionales, al tiempo que preserva la estabilidad financiera y económica ante la presencia de choques externos negativos. El FMI considera que las reservas que se encuentran entre el 100 y el 150 por ciento de la métrica ARA son adecuadas.

El Banco de México lleva a cabo su política monetaria estableciendo una tasa objetivo para las operaciones de préstamo bancario a un día.  Las condiciones bajo las cuales el Banco de México proporciona o retira dicha liquidez aseguran el cumplimiento del objetivo establecido para la tasa de interés de préstamos interbancarios a un día.

Política monetaria de México 2021

Nuestro análisis parte de reconocer los innegables avances que ha tenido México en materia de formulación, aprobación y ejecución del gasto, en línea con las prácticas internacionales. Desde 2006 se han promulgado importantes leyes, en particular la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH) (que dio lugar a la regla de equilibrio presupuestario y a la Reforma Hacendaria de 2007, que se centró en las formas de fortalecer la responsabilidad y la transparencia fiscal, y, por último, la Ley General de Contabilidad Fiscal de 2008).

México lleva más de una década consolidando la estabilidad de sus finanzas públicas. La necesidad de endeudamiento del sector público -la definición más amplia de déficit fiscal- se ha mantenido por debajo del 3% del PIB durante los últimos cinco años, y la deuda del sector público se sitúa en el 40% del PIB. Aunque ayudados por los altos precios del petróleo, los buenos resultados de México reflejan una cultura de responsabilidad fiscal que ha colocado a la economía en una posición más sólida para hacer frente a la crisis.

A pesar de estos logros, México se enfrenta a una serie de retos que limitan su capacidad para lograr unas finanzas públicas sanas y sostenibles a largo plazo. Entre ellos se encuentran la alta dependencia del país de los ingresos petroleros; la necesidad de mejorar la eficiencia del gasto público y fortalecer la sostenibilidad fiscal; y la necesidad de mejorar la rendición de cuentas del gasto en los diferentes niveles de gobierno. Estos factores repercuten en el potencial de crecimiento de la economía mexicana.

Ejemplos de política fiscal

El Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), trabaja activamente en la definición e implementación de políticas fiscales enfocadas a lograr un equilibrio entre los programas de gasto e ingresos del gobierno.

Como resultado de esta política fiscal y de hacer más eficientes los sistemas de recaudación, se ha ampliado la base de contribuyentes, México ha incrementado consistentemente sus ingresos tributarios, al tiempo que ha reducido su dependencia de los ingresos petroleros durante los últimos años. Para 2021, se estima que tendrá un superávit primario del PIB

Como parte de la Política Fiscal, los recursos públicos se han orientado al logro de resultados, con el objetivo de tener un mayor impacto en el bienestar de las personas y un gasto público eficiente a través de un manejo responsable y prudente de las finanzas públicas.

México cuenta con una administración sólida y sensata de su deuda pública basada en la diversificación de riesgos y la sostenibilidad. Como porcentaje del PIB, esta deuda es menor que la de países como Japón, Brasil, Alemania y Estados Unidos[1].

La deuda externa de México

Con su nuevo presidente afrontando numerosos retos, México cae en los últimos puestos a nivel internacional (puesto 36) en cuanto a políticas económicas. Su puntuación en esta medida ha disminuido en 0,3 puntos con respecto a 2014.

A pesar de una estabilidad macroeconómica general en los últimos años, el crecimiento del PIB se desaceleró hasta casi cero en 2019. El país tiene la relación entre impuestos y PIB más baja de la OCDE, siendo la evasión fiscal un problema, y un gran sector informal. Los bajos precios del petróleo y la incertidumbre sobre la relación con Estados Unidos han obstaculizado el crecimiento.

El nuevo acuerdo comercial (USMCA) con Estados Unidos y Canadá requerirá un importante ajuste, especialmente en el crítico sector del automóvil. Las tasas de desempleo son bajas, en torno al 3,5%, pero el salario medio es el más bajo de la OCDE. Como parte del USMCA se inició una reforma que refuerza los derechos de los trabajadores y democratiza las organizaciones de trabajadores.

La política económica consigue plenamente ofrecer una configuración coherente de las diferentes esferas y regímenes institucionales, estabilizando así el entorno económico. Contribuye en gran medida a los objetivos de fomentar la capacidad competitiva y el atractivo de un país como emplazamiento económico.